jueves, agosto 04, 2011

Escuchan narcocorridos pese a censura

Sinaloa, México.- Los habitantes de Sinaloa no tiene empacho en cantar y escuchar narcocorridos en calles, cantinas y restaurantes, desafiando la reciente prohibición oficial a la difusión de estas canciones.

"Volamos cabezas al que se atraviesa, somos sanguinarios, locos bien ondeados. Nos gusta matar", resuena a todo volumen una canción, desde el estéreo de una camioneta en una gasolinera de Culiacán, la capital del Estado.

Este género musical se han convertido en una crónica popular de la descarnada lucha contra el narcotráfico en México.

"Haya narcocorridos o no haya narcocorridos, pos la violencia no va a parar", dice llanamente un cantante que mira hacia todos lados con una guitarra en la mano y espera en la calle a alguien que lo contrate, junto a sus dos compañeros.

Ataviados con sombrero, camisas rancheras y botas vaqueras, decenas de estos músicos llegan todas las noches a una calle del centro de Culiacán.

Este Estado, tierra de Joaquín "El Chapo" Guzmán, prohibió en mayo difundir narcocorridos en lugares que venden alcohol; hasta ahora han sido clausurados 36 de ellos.

La medida está dirigida a evitar la apología del delito y disminuir los asesinatos, explicó Gerardo Vargas Landeros, secretario de Gobierno del Estado, una de las tres zonas más violentas de México con 2 mil 505 homicidios en 2010.

Conforme la violencia se recrudece, esta música ha dado paso a una nueva corriente denominada Movimiento Alterado, cuyo contenido más fuerte ha llamado la atención de autoridades y expertos.

"Empezamos a ver un cambio con el narcocorrido hacia la hiperviolencia, entonces empiezan a hablar de descabezados y descuartizados", explica Juan Carlos Ramírez-Pimienta, de la Universidad Estatal de San Diego California, en Estados Unidos, y autor del libro Cantar a los narcos.

El Movimiento Alterado nació en internet poco después que el Presidente Felipe Calderón lanzara en diciembre de 2006 la ofensiva militarizada contra los cárteles.

Una de sus canciones, El Bazucaso, narra un enfrentamiento entre militares y los pistoleros de "El Chapo".

"Es uno de los que más nos piden", confiesa Aldo Alberto García, integrante de Los Tres de Sinaloa, que toca en una cantina cerca al mercado de Culiacán.

Camisas estampadas con rifles, se mezclan con botas y cinturones. Abundan también joyerías donde se puede encontrar una cacha de pistola con incrustaciones de oro por 850 dólares, u otras de esmeraldas, brillantes y rubíes, que simulan la bandera de México, por 17 mil dólares.

La música del narcotráfico se oye a todo volumen.

Los narcocorridos no se tocan en mi programa, indica de su lado Jorge Ramos, presentador de la radio La Ranchera, que se ha decidido sumar a la postura oficial evitando los narcocorridos.

Pero estas decisiones no han mermado la difusión y el gusto por los narcocorridos, basta entrar a cualquier cantina o restaurante en Culiacán para escucharlos en vivo, en videos en pantallas gigantes o en rocolas a todo volumen.

"La producción de narcocorridos es inmensa, el número de bandas es imposible de calcular", indica el académico Ramírez-Pimienta.

Para este académico los narcocorridos rompen una versión no oficial de la lucha antidroga.

"Lo que sucede es que el Estado mexicano no es un narrador confiable, algunos de sus partes de guerra son tan fantasiosos como cualquiera de los narcocorridos", explica.

Más allá de Sinaloa este género traspasó la frontera con Estados Unidos, convirtiendo a Los Angeles en el epicentro de los narcocorridos, considera el académico.

Allí el gran público son los migrantes, gente ajena al crimen pero que los decodifica y se queda con lo que le gusta: los valores del antihéroe.

El corrido empodera y cautiva a los migrantes, que compensan así su temor a la autoridad que los persigue, concluye el especialista.
  • Narco Times Agency | Copyright 2011 | Nuevo Laredo Mexico | Aportaciones/fotos/videos/info: narcostaff@hotmail.com